Los procesos productivos industriales, como es el caso de la minería, conlleva una serie de procedimientos sumamente rigurosos, los que habitualmente se estandarizan mediante sistemas manuales, con planillas, carpetas físicas y correos electrónicos.

Sin embargo, las grandes compañías del sector, deben llevar un control, seguimiento y mantenimiento de cada etapa, lo que en ocasiones reduce la posibilidad de los encargados estar en terreno, por la alta carga administrativa que estos trabajos demandan.

En las compañías que requieren vigilancia in situ, son los supervisores quienes toman más tiempo en corroborar que todo esté en orden, especialmente en la línea de fuego -recordemos que la línea de fuego es cuando un trabajador se posiciona en una zona en la que, de liberarse la energía, puede ser alcanzado por esta, sufriendo quemaduras o lesiones de otro tipo-.

El problema está en que en muchas empresas industriales son los supervisores y prevencionistas de riesgos quienes deben hacerse cargo del rol de la línea de supervisión, de los temas de seguridad para los trabajadores, hasta corroborar que esté todo perfectamente bien instalado y estructurado donde corresponde para así evitar accidentes.

La complejidad en este ámbito, radica principalmente en el tiempo improductivo que toma a los supervisores y prevencionistas de riesgos completar todas estas tareas en papeles y luego transcribirlos a planillas de cálculo o alguna carpeta compartida, por lo que no pueden enfocar sus esfuerzos en velar por la seguridad de cada persona, ya que si hay un cable pelado, o una máquina mal ubicada, deben anotar a mano y luego notificar para que el problema sea solucionado, dejando de lado el verdadero rol de la línea de supervisión.

En una minera, el supervisor o experto en prevención de riesgos, debe recorrer cada área del terreno para asegurarse que esté todo en orden. Imagine que en un sector, hay una abrasión en una máquina de perforación, lo que puede generar un peligro en caso de que vaya a corroerse o erosionarse. El supervisor o prevencionista debe tomar apuntes de esto para luego notificar.

Luego, unos metros más allá, se percata de que hay una gran grúa manipulando un cable aéreo que lleva un contenedor de transporte mineral muy pesado. Lo grave es que el trabajador que manipula la máquina no lleva puestas sus botas de seguridad. Nuevamente nuestro supervisor debe tomar apuntes de eso y notificarlo posteriormente, ya que no puede interrumpir el meticuloso trabajo de su compañero.

Pero eso no es todo. Cien metros más arriba, se va a realizar una detonación programada con tres cartuchos explosivos, los cuales no están debidamente señalados con carteles de seguridad. El supervisor debe notificar lo antes posible este problema.

Ahora, la pregunta es: ¿en qué momento crees que nuestro profesional va a notificar todos esos riesgos si es un proceso que realiza de forma manual? Es una gran responsabilidad, ya que en las empresas industriales cada segundo vale oro, y una pequeña demora puede desencadenar graves accidentes.

Con estas prácticas poco tecnológicas, no solo se está poniendo en riesgo la seguridad de cada trabajador, sino que también la productividad de la empresa. Por esto mismo, es clave enfocar los esfuerzos en el verdadero rol de la línea de supervisión de cada empresa, dejando las demás tareas automatizadas con un software específico.

Tecnologizando los procesos en terreno

Actualmente, el mercado de software tiene a la disposición de sus usuarios programas capaces de controlar y monitorear en tiempo real todos los procesos productivos industriales y gestión de riesgo, donde la finalidad es visualizar e informar lo que ocurre en terreno y de forma automatizada.

A diferencia de los tradicionales sistemas manuales gestión, estos programas permiten llevar el control del cliente de cada empresa, mientras los colaboradores de cada área junto al prevencionista de riesgos, son notificados para tener precaución con lo que puede estar ocurriendo y así evitar accidentes laborales.

Lo más interesante, es que este tipo de programas no solo notifica sobre posibles accidentes, sino que también son capaces de gestionar y controlar documentos, evaluar el riesgo puro y residual, programar actividades de control de gestión de riesgo preventivas y reactivas, y monitorear el desempeño SSO. Todos estos son ámbitos donde la gerencia de riesgo puede y debe agregar valor.

En estos tiempos, hay que pensar tecnológicamente, y por sobre todo, pensar en la seguridad de los trabajadores que son el motor de cualquier proceso productivo en las industrias actuales.